Las Cuentas en Participación son una forma de colaboración empresarial alternativa a las tradicionales en las que una o varias personas (partícipes) aportan capital a una sociedad (partícipe gestora) para llevar a cabo una actividad económica.
A diferencia de una sociedad regular, los partícipes en cuentas en participación no son socios, sino inversores que comparten beneficios y pérdidas en proporción a su aportación.
En el ámbito fiscal, los partícipes en cuentas en participación tributan por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o el Impuesto sobre Sociedades (IS), según sea el caso. Los beneficios o pérdidas obtenidos se atribuyen a los partícipes como rendimientos del capital mobiliario o bien ingresos financieros en el IS.
Para las personas físicas, los beneficios obtenidos a través de las cuentas en participación se consideran rendimientos del capital mobiliario a incluir en la base del ahorro. Estos rendimientos están sujetos a la escala progresiva del IRPF, con tipos impositivos que van desde el 19% hasta el 28% para el ejercicio fiscal 2023.
En el caso de los partícipes personas jurídicas, los beneficios derivados de las cuentas en participación se consideran ingresos financieros. Estos rendimientos se integran en la base imponible del Impuesto sobre Sociedades y tributan al tipo general del impuesto, que actualmente es del 23% en España si el importe neto de la cifra de negocio en 2022 fue inferior a 1 millón de euros o bien el 25%.
Para el partícipe no gestor el pago de los beneficios es un gasto financiero fiscalmente deducible.
Es importante señalar las diferencias con los préstamos participativos, incluso si se formalizan entre entidades de un mismo grupo mercantil. Estas dos figuras jurídicas son distintas, ya que en las cuentas en participación el partícipe asume el riesgo del negocio en caso de pérdidas, situación que no ocurre en el préstamo participativo. Por ello, en cualquier caso, el gestor de la cuenta en participación puede deducir el gasto correspondiente al pago realizado al partícipe en los resultados favorables de dicha cuenta.
En definitiva, las cuentas en participación pueden ser una buena forma alternativa de colaboración empresarial aportando capital y sin intervenir en la gestión del negocio ni en el capital de una entidad.